En 1970, el gran compositor griego Manos Hadjidakis compone para los New York Rock & Roll Ensemble el disco Reflections.
En esa época Hadjidakis había abandonado ya su patria, y se había instalado en el cosmopolitismo neoyorkino.
Atrás quedaron sus bandas sonoras para monumentos como Nunca en domingo o América América, esa fantástica peli que nos embrujó y que hizo que nos enamoramos de su música, de sus ambientes helenos, y sus rastros griegos populares, y, cómo no, de su cara regordeta que despertaba aires de bonhomía y deseos de en un abrazo con él mientras tocaba el piano, hasta que a los 68 años se lo llevó la maldita diabetes. Había nacido en el 25.
En Reflections asoma, por supuesto, algo de la música popular griega, sí, y algo de pop, y de un embrionario rock progresivo.
En 1993, el álbum fue reeditado con nuevas letras en griego, escritas por Nikos Gatsos e interpretadas por la gran Aliki Kagialoglou.
En 2005 se lanzó una adaptación del álbum de la banda griega Raining Pleasure. Y aquí nos quedamos.
Hablar de Raining Pleasure es evocar el Golfo de Corinto.
Y la ciudad de Patras, de donde proceden.
Golfo de Corinto. Solamente rememorar ese nombre nos trae a la memoria la épica espartana, los versos de Píndaro, de Anacreonte, de Estratón de Sardes, de Mitilene, de Platón, y, cómo no, de Kavafis.
La banda de indie rock, o algo así, se formó en el 90 y encabezó la hornada de grupos helenos que cantaban y cantan en inglés.
RAINING PLEASURE
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